Un día como hoy pero de 1913 se despedía Luis Augusto Huergo, primer ingeniero civil de la Argentina que proyectó el puerto de Buenos Aires, impulsó obras para facilitar la navegación interior en nuestro país, defendió la explotación en manos nacionales del petróleo argentino, cofundó y presidió el Instituto Geográfico Argentino, el Centro Nacional de Ingenieros (hoy Centro Argentino de Ingenieros) y la Sociedad Científica Argentina.
Nació en 1837 en la ciudad de Buenos Aires. Hijo de María Dorotea Regueira Díaz y de Carlos María Huergo y Cainzo, empresario y armador de barcos transoceánicos. A los 12 años quedó huérfano de padre y, tres años después, su hermano mayor lo envió a estudiar al Colegio de Santa María de Maryland, EE UU, a cargo de sacerdotes jesuitas. Regresó en 1852 con un manejo impecable del inglés y un apodo que definía su empuje: “Bull” (toro).
De inmediato, se inscribió en el Departamento Topográfico de Buenos Aires donde se recibió de agrimensor en 1862. En 1866 se creó la carrera de Ingeniería en la Universidad de Buenos Aires. Se inscribió y, cuatro años más tarde, se recibió de ingeniero civil. Fue el primero de una cohorte de doce profesionales con una tesis sobre las vías de comunicación en Argentina. Hubo un antecedente: Prilidiano Pueyrredón, pero se había recibido en la École Polytechnique de Francia.
Antes de recibirse proyectó y construyó el Camino Blanco a Ensenada que concretó con la quinta parte del presupuesto asignado a la obra. Fue electo diputado provincial y enviado por el gobierno bonaerense a Inglaterra a contratar y fiscalizar la construcción de 118 puentes que se instalaron en la provincia de Buenos Aires.
A su regreso, en 1872, fue electo senador provincial.
En 1875 construyó el primer dique seco del país. Fue en San Fernando, provincia de Buenos Aires, en donde también dirigió las obras del mejoramiento del canal. En 1876 fue designado por concurso en el cargo de director de las obras del Riachuelo que, hasta ese momento, era un arroyo con una profundidad de 1,80 metros utilizado por pequeñas embarcaciones. Huergo lo transformó en un puerto cuya capacidad de anclaje creció ininterrumpidamente y permitió que recalaran embarcaciones de gran calado. Fue el antecedente de la construcción del futuro puerto de Buenos Aires.
En 1881 presentó su proyecto de puerto integral para la ciudad de Buenos Aires. Un canal de acceso de 200 metros de ancho y 7 de profundidad (utilizando como entrada la existente en el Riachuelo), con diques oblicuos dispuestos en forma de peine. Esa disposición permitía una construcción paulatina a medida que las necesidades lo requirieran sin interrumpir la actividad portuaria, construir los diques a bajo costo y reducir el impacto del oleaje, ya que existía una sola boca de entrada con dimensiones reducidas respecto a la cantidad de agua encerrada.
Era una solución razonable y económica para una ciudad que crecía y necesitaba un puerto extendido. Pero estamos en Argentina y los problemas no tardaron en dar a luz. Súbitamente, apareció otro proyecto encabezado por el comerciante Eduardo Madero, sobrino del vicepresidente del país, con financiación de la Baring Brothers y proyecto del ingeniero inglés John Hawkshaw. Consistía en cuatro diques cerrados con exclusas, interconectados por puentes, paralelos a la costa y con dos dársenas: norte y sur.
Huergo recorrió los trámites burocráticos. Presentó los planos al departamento de Ingenieros para su estudio y posterior remisión al Congreso. Madero, consciente de que su proyecto no sería aprobado, lo presentó directamente en el Congreso Nacional sin revisión previa.
El presidente, Julio Argentino Roca, apoyó el proyecto de Madero contra la opinión de los ingenieros y las evidencias. Obviamente, fue aprobado y ejecutado. Ante esa maniobra, Huergo renunció a su cargo director técnico de las obras del Riachuelo y, junto a otros ingenieros, comenzó una serie de conferencias, difusión de artículos periodísticos y distribución de folletos para advertir las desventajas de la decisión tomada y su alto costo.
El tiempo le dio la razón. La obra a cargo de la empresa Madero, Hawkshawson & Aiter se terminó en 1898, el costo fue un 150% superior y en 1904 el puerto quedó obsoleto y colapsado. En su segunda presidencia, Roca consultó al ingeniero norteamericano Elmes Corthell, quien concluyó que debía realizarse una nueva obra basada en el proyecto de Huergo. El presidente se negó para no asumir el fracaso de su decisión y en 1907 el presidente siguiente, José Figueroa Alcorta, llamó a concurso para construir el Puerto Nuevo con el esquema de diques en peine. Las obras comenzaron en 1911 y concluyeron en 1919; en 1925 el “puerto Madero” fue abandonado y hoy es solo un barrio elegante en un rincón de la ciudad. No obstante, algunos daños producidos por su construcción fueron irreversibles para el funcionamiento posterior del puerto.
Simultáneamente, Luis Huergo, continuó su vida profesional. En 1896 fue designado Intendente general de guerra y, junto a los ingenieros Guillermo Villanueva y Luis Luiggi, construyeron el Puerto General Belgrano, obra que duró seis años.
Proyectó la canalización del río Bermejo, las obras portuarias y de salubridad de Asunción del Paraguay, el tramo inicial del ramal ferroviario Buenos Aires-Villa Mercedes (provincia de San Luis), diseñó la canalización de los ríos Tercero, Cuarto y Quinto para incrementar el caudal del río Salado, la explotación de la cuenca minera de Salagasta (provincia de Mendoza), ejecutó obras de saneamiento y modernización de la ciudad de Córdoba, la ampliación del dique San Roque, el Dock Sud, el frigorífico, puerto y playa de maniobras ferroviarias de la Compañía Sansinena de Carnes Congeladas en Cuatreros (hoy, General Daniel Cerri, provincia de Buenos Aires).
Fue profesor y decano de la facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UBA, delegado al Consejo Superior de la UBA y presidente extraordinario del Congreso Científico Internacional Americano. En 1910 encabezó la Dirección General de la Explotación del Petróleo en Comodoro Rivadavia desde donde propició la nacionalización del petróleo y mantuvo una lucha desigual contra la Standard Oil y la Dutch-Shell en defensa de nuestra soberanía energética. Antecedente necesario para la creación en 1922 de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, encabezada por el general Enrique Mosconi.
Salú ingeniero Huergo! Un todoterreno con formación académica, manejo de la técnica y claridad política para defender la integralidad y la autonomía de nuestra Nación.

Ruben Ruiz
Secretario General