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Efemérides 05 de Noviembre – Agustín Tosco

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Agustín Tosco

Un día como hoy pero de 1975 nos dejaba Agustín José Tosco, el Gringo, histórico dirigente sindical combativo que enfrentó al sindicalismo participacionista, condujo el Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba por tres períodos, fue uno de los organizadores del Cordobazo, formó parte de la CGT de los Argentinos y demostró con su modo de vida que los dirigentes sindicales pueden y deben ser trabajadores/as sin privilegios ni prebendas.
Nació en Coronel Moldes, a 300 km de la capital cordobesa, en una casa con piso de tierra, sin luz eléctrica y con una quinta en el fondo. Hijo de campesinos piamonteses, Santiago y Dominga, que hablaban el piamontés en su casa. Eso le trajo más de un problema a Agustín y a su hermana Lucía en la escuela primaria. Eran pobres pero no faltaba la comida caliente, la ropa limpia y los remedios cuando se enfermaban. Se levantaban temprano. Los chicos iban al corral a ordeñar las vacas que habían preparado sus padres; llevaban la leche a sus vecinos (ese era el reparto), desayunaban y corrían a la escuela, cruzando las vías. La lectura y la disciplina cotidiana fueron sus acompañantes durante la infancia. Luego serían su sello distintivo como trabajador y dirigente.
A los nueve años decidió elegir su equipo de futbol. Y se inclinó por Huracán, de Parque Patricios, porque había sido el único equipo en derrotar al campeón argentino de ese año: Independiente de Avellaneda (luego descubrió que Racing, Chacarita, Newell’s Old Boys y Rosario Central también le habían ganado). Pero el equipo de sus amores ya estaba elegido.
Cuando terminó la escuela primaria, discutió con sus padres cómo seguir. El prefería tornería, pero su padre consideraba que el futuro estaba ligado al desarrollo de la electricidad. Por esa razón lo inscribió en la Escuela de Trabajo Presidente Roca, en Córdoba capital. A los pocos años fue elegido presidente del Centro de Estudiantes y dirigió su primera huelga por mejoras en el establecimiento educativo. Al recibirse, logró que el director le permitiera dormir en una pieza del colegio porque no tenía recursos para alquilar.
En 1948 ingresó como ayudante electricista de la sección Baterías en el Taller Electromecánico del Servicio Público de Electricidad de Córdoba (SPEC), hoy EPEC. Luego ascendió a técnico especializado. También ingresó en la UTN de Córdoba -en la carrera de Técnico Electromecánico- y cumplió el servicio militar obligatorio que retrasó sus estudios.
A su vuelta al sector de trabajo, con 20 años, lo eligieron delegado del sector. Simultáneamente, se afianzó como mediocampista del equipo de futbol del Taller y asistió asiduamente a los partidos de Talleres de Córdoba y Alas Argentinas, el club de su barrio. A los 22 años fue elegido secretario general del Cuerpo de Delegados y un años más tarde, integrante de la Comisión Directiva del Sindicato, cuyo secretario general era Cristóbal Sierra. Ese mismo año conformó una lista que ganó las elecciones de renovación parcial del Consejo Directivo del Sindicato y se afianzó como Pro Secretario General. Emergía la “Generación del ‘53” en el Sindicato Luz y Fuerza Córdoba.
En 1954 fue elegido secretario gremial del secretariado nacional de la Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza (Fatlyf), cargo del que fue relevado en 1955 por la intervención de la dictadura militar e inhabilitado hasta 1957. Durante su actuación en la Fatlyf comenzó su decepción con el peronismo, al que adhería desde joven y revisó su postura ideológica. Comenzó su acercamiento a las ideas socialistas y su paulatina definición como marxista. En esos momentos, se encontró con su novia Nélida Bouyán y se casaron antes de volver a Córdoba.
Ante el golpe militar del ’55, en el Sindicato Luz y Fuerza Córdoba adoptaron una estrategia riesgosa pero que les permitió evitar la intervención militar. Tanto el Consejo Directivo, como el Tribunal Paritario y el Cuerpo de Delegados renunciaron a sus cargos, convocaron a una asamblea general y eligieron a un interventor propio, Emilio Mandelli. Esa decisión permitió que el Sindicato siguiera en funcionamiento, que continuara la lucha salarial, que se rechazara la cláusula de productividad y se firmara un nuevo Convenio Colectivo de Trabajo. En eses contexto, Tosco fue arrestado en la sede sindical cordobesa por los militares, momento en el cual destruyeron también el archivo histórico del sindicato. Lo mantuvieron preso durante una semana, pero lo tuvieron que liberar.
En 1958, los trabajadores/as dieron por terminada la “intervención”, eligieron una Comisión Normalizadora y convocaron a elecciones que ganó la lista encabezada por Agustín Tosco. Fue el tránsito definitivo hacia un sindicato que haría punta en la defensa de los derechos de los trabajadores/as, que marcaría un rumbo para una parte importante del movimiento obrero de la Argentina y que lograría una inédita unidad entre obreros y estudiantes. Además, volvió a ser electo en la conducción nacional de la Fatlyf, pero dos años después renunció por diferencias insalvables.
En 1966, Luz y Fuerza Córdoba fue el primer sindicato que se enfrentó públicamente a la dictadura de Onganía. Organizó, junto a la CGT cordobesa, el repudio por la muerte a quemarropa del estudiante y trabajador de Ika-Renault, Santiago Pampillón. Convocó a las movilizaciones de febrero de 1967 en Córdoba; el 1º de marzo participó de las masivas movilizaciones contra la política económica en la que Tosco sufrió la cárcel nuevamente.
La conducción de la CGT nacional se degradaba, su permanencia se hacía insostenible. Esta situación evidente condujo a que se realizara el Congreso Normalizador Amado Olmos en marzo de 1968 en el que triunfó la posición de los sindicatos combativos con Raimundo Ongaro a la cabeza y Luz y Fuerza Córdoba tuvo su voz: el “Gringo” Tosco. La minoría perdedora nunca lo reconoció, dividió a la central obrera, fue funcional a la persecución de sus dirigentes y el principal motor de su desmembramiento organizativo y jurídico.
En ese clima, se produjo el Cordobazo en el que Luz y Fuerza Córdoba fue actor principal, junto a Smata, UTA, Uom y otros gremios locales. La dictadura eliminó la ley del “sábado inglés” por la cual cada hora trabajada después de las 13 de ese día debía pagarse doble. El 14 de mayo de 1969 se reprimió la asamblea de los trabajadores de SMATA, el 15 y 16 se declaró el paro provincial por las quitas zonales y el no reconocimiento de la antigüedad por transferencia de empresas, el 23 de mayo fue ocupado el Barrio Clínicas por los estudiantes que fueron reprimidos.
El 29 de mayo explotó Córdoba.
A las 11 horas comenzaron a llegar las columnas obreras. Luz y Fuerza desde Rioja y General Paz, otros miles de trabajadores/as desde Santa Isabel, Villa Revol, Ferreyra, La Calera, Alta Córdoba y Alberdi; los estudiantes desde el Barrio Clínicas. Se conoció la muerte del obrero Máximo Mena. Crece la indignación. Cerraron los comercios. El apoyo de los vecinos hacia la protesta fue total. Se multiplicaron las barricadas. La policía retrocedió y la ciudad quedó en manos del pueblo hasta el día siguiente en que la represión del ejército fue demoledora con su secuela de muertos y heridos.
La agenda popular se abrió y el gobierno quedó debilitado. Tosco vuelve a ir preso, esta vez por siete meses. En 1971 el pueblo cordobés retomó la lucha callejera y se produjo el Viborazo que estremeció la política nacional y social. Nuevamente detuvieron a Agustín Tosco hasta diciembre de 1972, durante largos 18 meses.
Durante su detención ocurrieron dos hechos significativos: ganó las elecciones de su gremio desde la prisión y se produjo la fuga del penal de Rawson (que terminó en la masacre de Trelew) que el Gringo Tosco se negó a acompañar. Él consideraba que el pueblo lo iba a liberar. Así fue. Ya en libertad volvió a conducir Luz y Fuerza Córdoba y se integró como secretario adjunto de la CGT Regional Córdoba.
El 16 de febrero de 1973 se produjo el debate televisivo en el programa “Las dos campanas” (uno de los programas más visto de la historia de la televisión) con José Ignacio Rucci, en el cual rebatió con firmeza y precisión los intentos de justificar la división de los trabajadores/as de acuerdo a su ideología política y que tuvo gran repercusión en millones de argentinos.
Lamentablemente el gobierno electo intervino el sindicato en 1974, la empresa provincial cesanteó ilegalmente a Agustín Tosco, la triple A lo amenazó de muerte y lo persiguió. No tuvo otra alternativa que ingresar a la clandestinidad y vivir con todas las limitaciones que ello exige. Murió por falta de atención médica debido a una afección curable que podía ser superada si hubiera tenido la posibilidad de vivir en la legalidad. Una pérdida irreparable que se siente hasta el día de hoy.
Salú Gringo!! Por tu ejemplo, tu coherencia, tu capacidad de unir, tu pedagogía, tu coraje, tu mameluco al frente de las manifestaciones, por tu mirada clara y tu voz firme.

Ruben Ruiz
Secretario General 


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