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Efemérides 09 de Marzo – Mikao Usui

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El pionero del Reiki japonés

Un día como hoy pero de 1926 se despedía Mikao Usui, médico japonés con formación científica de carácter occidental, creador de un sistema de armonización natural llamado Reiki, considerado dentro de la categoría de medicina complementaria y alternativa, cuyo eje es el uso de la «energía vital universal» encauzada a través de la imposición de manos con el objeto de promover la autorregulación del organismo en el tratamiento o cura de enfermedades y desequilibrios físicos, mentales y emocionales.
Nació en 1865 en el pueblo de Taniai-Mura, distrito de Yamagata, Prefectura de Gifu. El apellido de su madre era Kawai y el de su padre Tsunetane, dueño de una especia de droguería moderna. Su abuelo administraba una bodega donde se vendía sake, llamada “Seiken”. El nombre de Mikao proviene de la palabra mika, un ideograma chino que significa “barril”. Un ancestral fue Tsunetane Chiba, comandante militar del final de la era de Heian y comienzo de la era de Kamakura, período de mayor auge del confucionismo con capital en Kyoto.
Pasó una infancia con períodos de necesidades económicas importantes pero tuvo una gran perseverancia en el estudio. Cursó en una “Terakoya”, academia privada dirigida por profesores de diversos saberes. En la adolescencia tomó la determinación de sumergirse en el autodidactismo. Se alejó de su pueblo natal y comenzó su periplo por suelo japonés. Trabajó como como funcionario público, empleado administrativo, secretario del alcalde de Tokio, periodista, misionero y consejero espiritual de prisiones. Estudió la compleja medicina oriental, el taoísmo, los sutras budistas y la biblia cristiana.
La tradición cristiana en que abrevaba era limitada para sus inquietudes. Emigró a China donde aprendió dialectos chinos antiguos y sánscrito y en 1898 viajó a EE UU, donde cursó teología en la universidad de Chicago. Tras siete años de estudios y al no conseguir indicios o respuestas satisfactorias retornó a Japón y continuó sus investigaciones.
Se tropezó con noticias de antiguas que describían curaciones atribuidas al Siddharta Gautama, Buda, sobre ciegos, tuberculosos y leprosos. Comenzó sus pesquisas en Nara, principal centro budista japonés. Continuó en decenas de templos y monasterios de Kyoto pero no lograba dar con escritos que le permitieran ahondar en los métodos de las presuntas curaciones. Encontró un antiguo manuscrito de un discípulo anónimo del Buda, escrito en sánscrito, que describía los cuatro símbolos sagrados de la fórmula utilizada por el Buda para curar. Pero no contenía una metodología para usarlos o para descubrir los mecanismos de activación.
Su búsqueda continuaba enfocada en lograr el estado máximo de paz interior (Anshin Ritusmei) que le permitiera mantener la calma ante cualquier acontecimiento. Practicó Zazen durante tres años en un templo budista de Kioto pero volvió a fracasar.
Siguiendo el consejo de un monje experto inició un retiro y ayuno de 21 días en el monte Kurama donde realizó sistemáticamente unas disciplinas espirituales muy rigurosas. Una serie de hechos sin explicación aparente le sucedieron el último día y, a pesar de que estaba exhausto y tenía hambre y frío, sentía una energía renovada. Posteriormente, sufrió un golpe en un pie y una hinchazón dolorosa, apoyó su mano sobre la zona y el mal desapareció.
Concluyó que había alcanzado el estado de paz buscado, conseguido el Satori (estado de Supraconsciencia), adquirido la capacidad para resignificar todos sus conocimientos y para canalizar la energía universal que le permitía ingresar en el campo de la sanación natural.
Lo practicó con familiares, amigos y vecinos y se repitió el efecto sanador. Tomó la decisión, entonces, de transmitirlo a todos/as a quienes fuera posible. Su perfil lector, su talento innato y sus conocimientos sobre los sutras budistas, la biblia cristiana, la magia, la sicología y sus estudios de fisonomía le permitieron crear una técnica que llamó Usui Reiki Ryoho. Tomó las palabras japonesas Rei (espíritu) y ki (energía, respiración vital, conciencia), prestadas del chino lingqi que apareció en los escritos sobre las primeras técnicas de meditación taoísta.
Diseñó una práctica sencilla y misteriosa que consistía en la acción de una persona con la capacidad de canalizar la energía natural y vital necesaria para sanar, paliar o eliminar molestias y enfermedades. La técnica se reducía a colocar las manos sobre la parte afectada con las que se transmitía esa energía sanadora. Sin masajes ni otra intervención física.
Quienes lo practican aseguran que muchas patologías humanas son afectadas positivamente por la práctica del reiki y se consiguen resultados inesperados ante afecciones físicas o emocionales como estrés, depresión, insomnio, dolor crónico, alergias, disfunciones endocrinas, infecciones.
En 1922 Usui abrió la Escuela del Sistema de Sanación Reiki Usui (Usui Reiki Ryouhou Gakkai) en Aoyama, zona metropolitana de Tokio, donde enseñó su práctica y continuó dando tratamientos. La afluencia de público desbordaba cotidianamente las instalaciones. Se consolidaba el “Usui Sensei”. En 1923 un terremoto devastó los suburbios de Tokio. Usui y sus discípulos cumplieron un papel ejemplar y salvaron muchas vidas. Su popularidad creció.
En 1925 trasladó su clínica a Nakano, también en el suburbio tokiota. La afluencia no decreció. Fue invitado a conferenciar en Kure, Hiroshima, Saga, todas bases de la Marina imperial japonés. Ese vínculo influyó para que Usui tuviera un gran predicamento sobre la oficialidad y que el Reiki fuera difundido con rapidez en Japón y en el exterior. Algunos de los almirantes y contralmirantes presidieron la fundación y otros lo introdujeron en regiones alejadas.
En su periplo instructor recorrió miles de kilómetros, enseñó a más de 2000 discípulos y formó a 21 maestros o Shihans (con capacidad concreta para iniciar a otros/as). En su última gira por distintas ciudades, ancló en Fukuyama. Un derrame cerebral lo sorprendió en un ryokan (hostal japonés) de esa ciudad. Sus cenizas fueron enterradas en el templo Saihō-ji, en Tokio.
La medicina asegura que no hay evidencias de que el Reiki pueda ser útil para tratar enfermedades o dolencias. La religión católica lo trata como superstición por no ser una curación de fe ni una forma de medicina comprobada; que es incompatible con la espiritualidad cristiana. Todo indica que el Reiki no se inmuta. No tiene pretensiones. No es detectable, medible. Solo lo practica quien cree en esa técnica o es beneficiado en sus efectos.
Sigue transitando despabilado basado en sus cinco principios:
Solo por hoy, no te enojes
Solo por hoy, no te preocupes
Solo por hoy, trabaja con diligencia y honradamente
Solo por hoy, sé amable con los demás
Solo por hoy, sé agradecido
No hace falta tomarlos como principios herméticos ni darle carácter divino ni permitir que sean usados para que seamos dóciles o colonizados pero pueden ayudar a transitar esos días en que dejamos de tener confianza en las conductas y actos humanos, en que nos doblegan las tragedias, en que nos desborda el cinismo y perversión de los poderosos y/o la alienación social que lleva a caminos francamente inexplicables y riesgosos, heavys, tóxicos.

Ruben Ruiz
Secretario General 


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