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Efemérides 19 de Septiembre

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Paulo Freire

Un día como hoy pero de 1921 nació en Recife, Brasil, el pedagogo y filósofo Paulo Reglus Neves Freire. Hijo de Joaquín Temístocles Freire y Edeltrudes Neves Freire, una pareja de clase media pobre nordestina que tuvo cinco hijos. Cuando Pablo tenía 10 años se mudó con su familia a Jaboatão donde sufrió el hambre y la miseria -más aún con la temprana muerte de su padre- pero vivió la alegría de jugar al futbol y nadar desnudo en el río que corría junto al pequeño pueblo.
Al quedar huérfano de padre, abandonó la escuela secundaria a los 16 años para ayudar a su familia, luego retomó e ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad de Recife con 22 años, donde estudió filosofía y psicología del lenguaje. Después de recibirse comenzó a trabajar en la escuela secundaria “Oswaldo Cruz” (donde él había estudiado) como profesor de portugués y puso en práctica sus ideas respecto de facilitar que los estudiantes descubrieran los contenidos académicos en forma dinámica.
En 1944 se casó con Elza Maia Costa de Oliveira, una profesora de primaria con quien tuvo cinco hijos. Fue una influencia notable en el origen de los métodos educativos propuestos por Freire, sostén familiar mientras estuvo preso y compañera inestimable cuando el educador fue liberado y vuelto a apresar en reiteradas ocasiones para minar su moral y su resistencia.
En 1946 fue designado director del Departamento de Educación y Cultura del Servicio Social en el Estado de Pernambuco, donde trabajó con los habitantes analfabetos de Recife. En la década del ’50 fundó junto a otros educadores el Instituto Capibaribe, institución privada en Recife que adquirió prestigio por su alto nivel de enseñanza y su formación ética dirigida a la adquisición de una conciencia democrática.
En 1960 fue uno de los fundadores del Movimiento de Cultura Popular de Recife y se encargó del departamento de investigaciones. En 1961 fue nombrado director del Departamento de Extensión Cultural de la Universidad de Recife y, al año siguiente, comenzó a aplicar su método de aprendizaje: en 45 días les enseñó a leer y escribir a más de 300 trabajadores de las plantaciones de caña de azúcar de la localidad de Angicos, en Río Grande del Norte. Esa experiencia influyó decisivamente para que el presidente Joao Goulart creara el Plan de Alfabetización para Adultos en todo el país. La dictadura lo truncó en 1964.
La dictadura del ’64 lo encarceló durante 70 días bajo la acusación de comunista y traidor (ninguna de las “causas” era ciertas) y fue obligado a exiliarse. Se refugió un tiempo en Bolivia y se trasladó a Chile para trabajar como consultor en la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) de las Naciones Unidas y en el programa de educación de adultos del Instituto Chileno para la Reforma Agraria (ICIRA) que había creado el gobierno democristiano de Chile.
En 1970 se mudó a Ginebra donde trabajó para el Consejo Mundial de Iglesias, y desarrolló programas de alfabetización para los pueblos de Tanzania y Guinea Bissau. Tras 16 años de exilio retornó a Brasil y trabajó como profesor de la Pontificia Universidad Católica de San Pablo (PUC-SP) y en la Universidad de Campiñas (Unicamp). Entre 1989 y 1991 fue Secretario de Educación del municipio de San Pablo, durante la intendencia de Luiza Erundina -del Partido de los Trabajadores- y en paralelo colaboró en las campañas alfabetizadoras de Nicaragua y Perú.
Simultáneamente escribió obras fundamentales que soportaron su actividad práctica y fueron un gran aporte para las nuevas formas de enseñanza y aprendizaje. En 1968 escribió Pedagogía del oprimido que fue publicado en español e inglés en 1970 y en su patria recién en el año 1974.
Se inscribió en el ámbito de la pedagogía crítica. Freire propuso el concepto de que el conocimiento no es neutral, que la educación también es un acto político y, por lo tanto, las cuestiones de justicia social y democracia no están disociados del proceso de enseñanza y aprendizaje. Que es necesario desarrollar la conciencia crítica para liberarse de la opresión, aplicarla en la vida social para lograr cambios reales con participación activa en el acontecer y aceptar las dosis de compromiso y responsabilidad que dicho proceso de transformación genera.
En ese contexto, propuso construir el conocimiento desde las diferentes realidades que atraviesan a los dos sujetos del proceso de enseñanza y aprendizaje: el educando y el educador/a. Contrario a la -denominada por Freire- educación bancaria en la que el /la educador deposita contenidos en la mente del estudiante que los recibe pasivamente.
Sostuvo que era necesario desarrollar la pedagogía de la pregunta frente a la pedagogía de la respuesta. Decía Freire: “…los profesores contestan a preguntas que los alumnos no se han hecho…” y elaboró una propuesta de alfabetización cuyo principio básico fue que: “la lectura del mundo precede a la lectura de la palabra”.
Hay un mundo previo a tener en cuenta para enseñar. Las niñas y niños llegan a la escuela con un bagaje de conocimientos adquiridos; leyeron su mundo inmediato (sonidos, colores, olores, texturas), escucharon el lenguaje de los mayores que los circundan en los que expresan sus gustos, creencias, valores, angustias, recelos. Es el sustento con que llegan.
Freire tenía una preocupación y desde ella elaboró su práctica: que el educando se asuma, aún antes del proceso de alfabetización, como sujeto de aprendizaje, como ser capaz y responsable, como potencial agente de cambio social y producción cultural en oposición al modelo de opresión social y reproducción cultural imperante.
Fue consciente de las dificultades que sus métodos proponían y consistente en su experiencia concreta para aplicarlos con resultados probados en el mundo real.
Salú Paulo!!! Por vivir como hablabas y por darnos herramientas que nos permitan ser más libres y conscientes.

Ruben Ruiz
Secretario General 


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