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Efemérides 20 de Abril – Creación de la Federación de Obreros en Construcciones Navales, La huelga de los locos

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Creación de la Federación de Obreros en Construcciones Navales, La huelga de los locos

Un día como hoy pero de 1917 se creó la FOCN, la federación que agrupó a diferentes gremios navales y que protagonizó en 1956 la huelga más larga de la historia del movimiento obrero argentino en el siglo XX.
Su nacimiento se produjo por la necesidad de unir diferentes oficios, dar respuesta al triunfo definitivo del metal sobre la madera y agruparse ante la decisión de los gremios navales de no pertenecer a ninguna central obrera a principios del siglo veinte. Carpinteros, pintores, calafateadores (o metalúrgicos terrestres), caldereros, carboneros, peones de varadero, rasqueteadores y raschines fueron los iniciadores de esta unidad sindical.
Trabajaban en talleres pequeños y medianos (menos de 100 trabajadores) que realizaban reparaciones estacionales y donde imperaba el oficio, el ingenio y la habilidad debido a la inexistencia de grandes máquinas y los grandes talleres, vinculados a sociedades anónimas o empresas del estado, donde había relaciones laborales más estables, se realizaban construcciones de mayor porte, existía una jerarquía interna y tenía más importancia la preparación técnica. La FOCN tenía una forma de gobierno asamblearia, rechazaba la idea de dirigente rentado, pugnaban por mantener el control sindical del mercado de trabajo, exigían el estricto cumplimiento de las especialidades laborales dentro de los establecimientos y luchaban contra la tercerización.
El grueso de sus afiliados era de Capital Federal y gran Buenos Aires y existieron seccionales en Rosario, Campana, San Fernando, La Plata, Río Santiago, Santa Fe y Corrientes. Se basaban en estrictos principios y valores donde las conquistas sindicales eran solo una parte del bienestar colectivo y un escalón del proceso de cambio social. Le daban una importancia gravitante a la integración étnico-cultural y a la acción mutual. Su estilo de sindicalismo los llevó a protagonizar huelgas prolongadas durante décadas con triunfos valiosos y tremendas derrotas. La ideología predominante de la FOCN era el anarquismo y el centro de su funcionamiento, la autonomía.
En la década del ’40 la industria tuvo un crecimiento notable y el ingreso de nuevos trabajadores con orígenes diversos, nuevas habilidades y distintos recorridos previos y el peso cada vez mayor de las instituciones estatales presentaron desafíos de magnitud a la FOCN y a su militancia. Su objetivo respecto a las autoridades ministeriales era que fueran neutrales y su estilo de lucha seguía siendo la acción directa. Pero esa estrategia no podía ser sostenida continuamente en los grandes talleres donde las conquistas más generales (vacaciones, aguinaldo, reglamentación de las horas extras, la Bolsa de Trabajo) eran apreciadas por muchos trabajadores y las mediaciones estatales eran consideradas beneficiosas.
Durante la primera parte de la década del ’50 la FOCN estuvo varias veces clausurada por el gobierno (tal como había ocurrido en 1930, 1942 y 1947), se imposibilitó su acceso a la Bolsa de Trabajo y se direccionó compulsivamente la afiliación de los trabajadores hacia otro gremio. No obstante, su fortaleza organizativa en los talleres medianos y pequeños les permitió sobrevivir a las limitaciones impuestas. Su acción estuvo orientada a dar respuesta a las nuevas formas de aprendizaje con la conformación de una Escuela Técnica, a la formación de los cuadros sindicales más jóvenes y el funcionamiento de un Ateneo Cultural en el que infundía valores proletarios.
Ocurrido el golpe militar del ’55 los dirigentes más antiguos volvieron a jugar un papel más gravitante junto a las nuevas camadas. La dictadura, conducida por el general Lonardi, había intervenido la CGT, ocupado los locales gremiales, encarcelado a miles de dirigentes y anulado conquistas laborales. Con la asunción como presidente de facto del general Aramburu esa metodología se profundizó. Se anularon las comisiones internas, se designaron interventores militares en los sindicatos, se derogó la ley de Asociaciones Profesionales. La resistencia obrera no se hizo esperar: metalúrgicos, textiles, bancarios, telefónicos y telegrafistas, trabajadores de Sanidad, entre otros, exigieron aumentos salariales, la derogación de los decretos contra los Convenios Colectivos de Trabajo y la reglamentación del Derecho de Huelga, la reposición del salario mínimo, vital y móvil, etc.
En ese contexto, a principios de 1956 la FOCN solicitó a la empresa estatal FANU (Flota Argentina de Navegación de Ultramar) el reconocimiento de su representación gremial y la libertad de acción sindical. La empresa se negó y en febrero comenzaron las medidas de fuerza, en los cuatro talleres de la empresa, ubicados en Avellaneda, Almirante Brown, San Fernando y en la Dársena sur de la Ciudad de Buenos Aires. El conflicto se resolvió parcialmente.
En julio de ese año la FOCN solicitó la negociación de un convenio colectivo a FANU y los talleres privados donde se destacaba el pedido de reducción de la jornada laboral a 6 horas por trabajo insalubre y la discusión directa de las condiciones laborales con cada dueño de taller. La petición fue rechazada y los trabajadores comenzaron a implementar la jornada de 6 horas de hecho.
La empresa FANU suspendió sus actividades e impuso un lock out patronal a los talleres privados. Comenzaron las suspensiones y durante setiembre y octubre de 1956 hubo 8.000 despidos en 55 talleres. La Marina y la policía utilizó a su fuerza para realizar reparaciones urgentes y trabajos menores y para reprimir las asambleas, encarceló a los dirigentes de la FOCN y usurpó las sedes sindicales. El 11 de octubre, un grupo de parapoliciales asesinó en Rosario al obrero naval Ramiro García Fernández, asturiano que había combatido junto a la República en la Guerra Civil Española. A los pocos días se declaró la huelga por tiempo indeterminado.
El barrio porteño de La Boca, Berisso, Ensenada, La Plata, San Fernando, Tigre, Campana, Avellaneda, Almirante Brown y Rosario fueron un hervidero. Miles de obreros de la industria de la construcción naval participaron de la huelga y las redes de solidaridad social que la FOCN había construido durante décadas con la sociedad funcionaron a pleno. Al frente del paro quedo el secretario de prensa del gremio, Ariel Trama que luego también fue encarcelado. La solidaridad efectiva se extendió a Uruguay y el conflicto se profundizaba.
Los talleres privados iniciaron negociaciones reservadas pero FANU y la dictadura quisieron extender el conflicto utilizando todos los mecanismos de presión a su alcance. La FOCN no logró apoyos decisivos en el movimiento obrero argentino y la represión creció. Su firmeza posibilitó un acercamiento de las partes pero el gobierno clausuró nuevamente al sindicato y abortó las posibilidades de un acuerdo. Luego de un año de huelga, los trabajadores levantaron la medida en una multitudinaria asamblea en la que asumieron la derrota ante el peso de la represión dictatorial que cubría las ilegalidades cometidas por los empresarios y la imposibilidad de ampliar el conflicto con otras organizaciones sindicales hermanas.
Años después, parte de las reivindicaciones exigidas en “La huelga de los locos” se lograron. Pero esos “locos” que veneraban la adquisición de saberes para realizar correctamente su trabajo, que hablaban en genovés (hasta los argentinos lo hablaban) para unificar la comunicación ante la variedad de nacionalidades e idiomas existentes en el puerto, que pagaban la cuota sindical en efectivo, que disfrutaban y promovían la cultura universal, que se preocupaban por la formación integral de los jóvenes, que hacían de la solidaridad una condición humana, ya no estaban.
Salú! Es bueno recordar estos hechos poco conocidos porque de esa historia también venimos…

Ruben Ruiz
Secretario General 


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