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Efemérides 21 de Marzo – Windradyne

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El guerrero que salvó a su pueblo del genocidio

Un día como hoy pero de 1829 se despedía Windradyne, guerrero de los pueblos originarios de Australia que luchó contra la colonización británica, lideró a su pueblo en las Guerras de Bathurst e impidió la masacre de las tribus koori, de las más numerosas en la región de Nueva Gales del Sur, sureste de Australia.
Nació a finales del siglo XVIII en las cercanías del río Upper Macquarie, centro oeste de Nueva Gales del Sur. Perteneció a los wiradjuris, grupo de pueblos aborígenes con una lengua común, fuertes lazos familiares y gran habilidad como cazadores, recolectores y pescadores que habitaron la región delimitada entre las Montañas Azules y las Laderas del Sudeste.
No existen muchos datos de su infancia y adolescencia. La información conocida aparece a partir de su juventud. Era de piel oscura, pelo negro rizado, mediana estatura, corpulento, de mirada penetrante y acostumbraba llevar una larga barba. Lo apodaban “Saturday” y ejerció un liderazgo natural desde joven.
Los británicos desembarcaron en Australia en 1788 y meses después comenzaron los primeros enfrentamientos con los pueblos originarios. El primer líder originario que se enfrentó a la invasión en las cercanías de Sidney fue Pemulwuy, quien mantuvo una lucha desigual hasta 1802 cuando fue asesinado y descuartizado. Otro líder de la resistencia aborigen contra la ocupación europea fue Yagan, guerrero de la etnia noongar, que luchó en la región de Perth, sudoeste de Australia, y que también fue asesinado y descuartizado.
La población británica creció y se expandió por el territorio australiano. En 1813 unos exploradores encontraron una ruta entre las montañas, al norte de Sidney, que los llevaron a unos enormes pastizales, aptos para la cría de ganado. En realidad, eran los senderos utilizados por los pueblos originarios. En 1814 enviaron al agrimensor George Evans para indagar las posibilidades físicas de tránsito y asentamiento y comenzaron la construcción de un camino consolidado que concluyeron al año siguiente. Acto seguido, fundaron Bathurst, el poblado más antiguo del interior australiano. Se iniciaba el despliegue colonizador británico.
Era el territorio habitado por los wiradjuris. Los primeros contactos fueron amables. Pero todo proceso de colonización implica algún grado de ocupación y pérdida de tierras y exigencia de desplazamiento para los pueblos originarios. Esta no fue la excepción. Los wiradjuris fueron perdiendo acceso a los lugares de habitaban en forma nómade según el momento del año, a los territorios donde cazaban, a las fuentes de agua y a sus lugares sagrados.
El gobernador Lachlan Macquarie tomó la decisión de avanzar en el proceso de ocupación en forma lenta. En 1821 fue reemplazado por Thomas Brisbane que tenía otra visión: la colonización debía apresurarse; las tensiones crecieron. En 1822 ocurrieron algunos episodios violentos contra los ocupantes que derivaron en enfrentamientos sobre el río Cudgegong, la liberación del ganado o su muerte y el repliegue de los británicos que, en general, eran convictos liberados para efectuar el viaje a Australia y actuaban como rancheros o pastores.
En diciembre de 1823 Windradyne fue acusado de instigar el asesinato de dos británicos en Kings Plain, por lo cual fue arrestado y condenado a un mes de prisión en Bathurst. Luego de su liberación se reencontró con su pueblo y se convirtió en el líder de la resistencia. En 1824 se sucedieron acciones violentas. Los wiradjuris asesinaron a siete británicos en Wyagdon Ranges, quemaron una propiedad y masacraron el ganado y los ocupantes europeos asesinaron a una madre aborigen con sus hijos en las cercanías de Raineville. La prensa acusaba a Windradyne de ser el jefe de los guerreros y las autoridades británicas ofrecieron una recompensa de 200 hectáreas (500 acres) por su captura con vida. A la semana se retiró la frase “con vida”.
Los enfrentamientos continuaron. Los wiradjuris emplearon métodos guerreros ancestrales que implicaban ataques relámpagos y repliegues rápidos en un terreno harto conocido. Windradyne convocó a los jefes guerreros Blecher en el noroeste y Old Bull en el sur y formaron un consejo de guerra encargado de planificar la estrategia. Sigilo, velocidad y coraje fueron sus coordenadas para mantener la lucha ante la disparidad de medios.
Los británicos incrementaron las fuerzas militares en el lugar. El mayor Morisset, comandante de Bathurst, recibió una ampliación de sus poderes, se decretó la ley marcial y los jueces tuvieron la facultad de utilizar la justicia sumaria. A pesar de contar con armas de fuego más eficaces y usar sus prerrogativas para ajusticiar no podían doblegar a los wiradjuris que se mimetizaban en el terreno y eran hábiles con sus armas rudimentarias.
Los británicos, entonces, cambiaron de táctica. Comenzaron la matanza de mujeres y niños. Algunas fueron fusiladas, otras empujadas por los desfiladeros o encontraron la muerte al consumir alimentos envenenados. También masacraron guerreros mientras realizaban ceremonias de entierro de sus familiares. Los historiadores estimaron que en las Guerras de Bathurst pereció entre un 25 y un 35% de la población originaria.
La violencia empleada por los ocupantes hizo mella en las fuerzas wiradjuris y en su sociedad que veía como sus mujeres y niños/as eran masacradas. En ese contexto, Windradyne reunió a su pueblo y propuso reunirse con el gobernador para finalizar las hostilidades, a pesar del sufrimiento que implicaba esa decisión. La propuesta fue aceptada por la mayoría.
Decidieron, entonces, aprovechar la conferencia anual que realizaba el gobernador durante diciembre en Parramatta. Comenzaron una travesía de 200 kilómetros a través de las montañas y unos 300 wiradjuris de diferentes etnias se presentaron ante los británicos. Windradyne llevaba un sombrero de paja con un letrero en inglés que decía Paz”. Ambos jefes se reunieron y acordaron la anulación de la ley marcial y el final de las hostilidades. El acuerdo fue ratificado por el secretario de Estado para la Guerra y las Colonias.
Luego del entendimiento con los británicos, Windradyne se retiró a su tierra. Aparentemente, en 1829, tuvo un enfrentamiento con una tribu del sur en las orillas del Macquarie y fue herido en una rodilla. Lo trasladaron al hospital de Bathurst con la herida necrosada. A las pocas horas se fue del hospital y retornó a su asentamiento, en Brucedale Station, donde murió producto de la gangrena. Fue enterrado bajo los preceptos de la costumbre wiradjuris: al amanecer, sentado frente al sol naciente, envuelto en su manta y con sus armas.
Salú Windradyne!! Por tu valentía para enfrentar a los ocupantes británicos en esas tierras lejanas y tu capacidad para salvar a tu pueblo de la extinción Un pueblo que sobrevivió a todas las vicisitudes sufridas en el país continente por los pueblos originarios y tiene figuras públicas como la antropóloga y geógrafa Marcia Langton, el poeta y grabador Kevin Gilbert, la tenista Evonne Goolagong, el periodista Stan Grant, la escritora Tara June Winch, el activista Paul Coe, la parlamentaria Linda Jean Burney, la escritora y activista Margaret Tucker.

Ruben Ruiz
Secretario General 


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