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Efemérides 25 de Septiembre – Lillian Masediba Ngoyi

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La madre de la Resistencia negra en Sudáfrica

Un día como hoy pero de 1911 nacía Lillian Masediba Matabane Ngoyi, popularmente conocida como “Ma Ngoyi”. Trabajadora textil, sindicalista, activista contra el apartheid y por los derechos de la mujer sudafricana y primera mujer electa para un cargo en el Comité Ejecutivo del Congreso Nacional Africano, organización que luchó y derrotó al sistema de discriminación racial impuesto por la minoría blanca en Sudáfrica y gobierna ese país desde el retorno a la democracia lograda en 1994.
Nació en el seno de una familia pobre en Pretoria (provincia de Transvaal), capital administrativa de la Unión Sudafricana (hoy República de Sudáfrica). Su madre Annie Modipadi Matabane era lavandera y planchadora; su padre, Isaac Mmankhatteng, era obrero en las minas de platino. La pareja tuvo cuatro hijos y su única hija fue Lillian, lo que implicaba menores posibilidades de educarse de acuerdo a las costumbres de la época.
No obstante, sus padres realizaron un esfuerzo enorme para que pudiera estudiar en igualdad de condiciones con sus hermanos y cursó sus estudios primarios y secundarios en Kilnerton, una escuela metodista para la comunidad negra.
Finalizado sus estudios se mudó a Johannesburgo, la ciudad más poblada del país para trabajar como enfermera de sala en el City Deep Mine Hospital que atendía a la comunidad negra. Fue una de las primeras enfermeras negras de la nación sudafricana. Desempeñó esas tareas durante tres años.
A los 19 años quedó embarazada y a los 23 se casó con John Ngoyi, un conductor de camionetas, Tuvieron una hija y dos hijos: Edith Mosime, Memory Chauke y Eggart. Tres años más tarde su marido murió en un accidente y Lillian quedó al cuidado de sus hijos, de sus padres ancianos y, unos meses después, de su sobrina cuya madre había fallecido.
Trabajó un tiempo como empleada de casa de familia pero sus ingresos eran insuficientes para alquilar y alimentar a su familia. En 1944 participó de la toma de terrenos deshabitados cerca de Orlando, en las afueras de Johannesburgo, junto a 8000 personas sin vivienda. La acción estuvo dirigida por el carismático James Mpanza, quien logró consolidar la situación de ocupación colectiva.
Al principio, el nuevo barrio fue llamado Sofasonke Township (municipio todos moriremos) pero la estrategia de asentamiento funcionó, a pesar de las condiciones paupérrimas de vida. A los dos años el barrio tenía 20.000 habitantes, se generó un piso mínimo de subsistencia y se convirtió en el South Western Townships (Municipios del Suroeste).
Había nacido Soweto que se transformaría en un barrio emblemático de la lucha contra el apartheid.
En 1945 Lillian Ngoyi ingresó a una fábrica textil como maquinista. Se afilió al Sindicato de Trabajadores de la Confección de Sudáfrica (GWU) conducido por Solly Sachs un dirigente sindical blanco que luchó por la formación del sindicato, logró incorporar a las mujeres a la lucha sindical e impuso una impronta de solidaridad interracial en su organización (el GWU estaba obligado por ley a tener una rama por cada origen racial: negra, blanca e india).
Lillian se convirtió rápidamente en organizadora y vocera de las trabajadoras de su fábrica y ocupó un lugar destacado en la dirigencia del sindicato. En 1952 se lanzó la “Campaña del desafío” que implicó acciones masivas no violentas que desafiaban las leyes del apartheid. Fue convocada por el Congreso Nacional Africano y el Congreso Indio Sudafricano. Lillian participó activamente.
En 1953 fue parte de un grupo que ingresó a la oficina de correo de Rissik Street en Pretoria, se instaló en la cola reservada para los blancos e intentó enviar un telegrama al primer ministro. De hecho en la cola reservada para los negros ese telegrama no podía ser enviado. Fue arrestada y enjuiciada. Luego de cinco comparecencias el juzgado desestimó los cargos y fue absuelta.
Impresionada por la solidaridad de las integrantes del Congreso Nacional Africano, se incorporó a la Liga de Mujeres Sudafricanas, virtual rama femenina de la organización. Su oratoria era entendible y su activismo era notable. Un año después fue elegida su presidenta. En 1954 cofundó la Federación de Mujeres Sudafricanas (FEDSAW), una organización multirracial que luchó contra el apartheid y contra la desigualdad económica. En principio fue su vicepresidenta y luego la presidió.
En 1955 la FEDSAW fue invitada a participar del Congreso Mundial de las Madres, organizado por la Federación Democrática Internacional de Mujeres (WIDF), que se realizaría en Lausana, Suiza. Lillian Ngoyi y Dora Tamana, de Ciudad del Cabo, fueron elegidas para representar a su organización. El gobierno sudafricano no les daría visas. Pero eso no las frenaría. Se escondieron como polizonas en un barco que iba a ciudad del Cabo donde abordarían un avión pero fueron capturadas. A las pocas horas fueron liberadas. Se dirigieron a Johannesburgo, se entrevistaron con Nelson Mandela y Oliver Tambo, consiguieron salvoconductos, pasajes aéreos con nombres falsos y la excusa de terminar un curso de estudios bíblicos y volaron a Suiza, vía Inglaterra.
Lillian y Dora participaron del congreso y luego fueron invitadas a difundir la situación que se vivía en Sudáfrica en encuentros organizados en Inglaterra, Alemania, Suiza, Rumania, China y Rusia. Su regreso fue tenso porque las autoridades querían apresarlas por incumplir las leyes que impedían el viaje de personas de raza negra sin permisos específicos. Zafaron por poco.
Inmediatamente, Lillian se abocó a la organización de las marchas anti pases (documentación obligatoria que debían llevar los negros/as en todo momento para trasladarse de un lugar a otro bajo pena de expulsión forzosa sin apelación).
De enero a agosto de 1956 se movilizaron más de 50.000 mujeres pero la mayor concentración se produjo el 9 de agosto. Lillian Ngoyi, Helen Joseph, Rahima Moosa, Sophia Williams-De Bruyn, Motlalepula Chabaku, Beretha Gxowa y Albertina Sisulu encabezaron una marcha de 20.000 mujeres a los edificios de la Unión Sudafricana en Pretoria. La participación de antisegregacionistas blancos dejó azorada a la comunidad y los hombres negros observaban con asombro la magnitud de la movilización. Fue asombroso para la época.
Lillian estuvo entre los 156 arrestados luego de la marcha. Se los acusó de traición. El juicio duró cuatro años y fue absuelta pero había perdido su trabajo. En 1957 fue electa como integrante del Comité Ejecutivo del Congreso Nacional Africano. Nunca una mujer había accedido a ese cargo.
En 1960, después de un día de duras manifestaciones anti pases, 7000 personas se dirigieron a una comisaría. La represión fue feroz. Murieron 69 personas y hubo 180 heridos. Fue la masacre de Sharpeville. Lillian fue detenida después de esos hechos. Fue condenada a cinco meses de prisión y estuvo recluida en asilamiento durante 20 días. En octubre de 1962 fue arrestada nuevamente, estuvo 71 días aislada y sufrió su primer orden de confinamiento. Esas órdenes fueron renovadas tres veces durante 15 años. No podía salir de Soweto, ni reunirse con más de dos personas, incluso familiares, ni podía publicar comunicación escrita alguna, la prensa no podía mencionar su nombre y no podía asistir a fiestas, casamientos o funerales. Fue un intento de silenciarla por completo.
Durante esos años el encierro fue permanente y los allanamientos sistemáticos; sobrevivió con su trabajo casero de costurera y de donaciones esporádicas y continuó su lucha en defensa de las mujeres sudafricanas pero su capacidad de concentración se vio afectada.
No fue esposa de ningún líder del Congreso Nacional Africano, no recibió ayuda económica de hombres exiliados ni del Fondo de ayuda y defensa internacional que apoyaba a las familias de los presos políticos. Vivió en un encierro atroz con su máquina de coser y su energía imbatible. Habitó en el corazón del pueblo sudafricano que luchó hasta derrotar el apartheid y construir un gobierno dirigido por la comunidad negra. Fue “Ma Ngoyi”, la Madre de la Resistencia Negra en Sudáfrica.
Salú Lillian Masediba Ngoyi!! Tu dignidad superó el confinamiento y el olvido. Tu ejemplo sigue vivo.

Ruben Ruiz
Secretario General 


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