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Efemérides 30 de Noviembre – Andrés Guacurarí

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El primer gobernador guaraní en nuestras tierras

Un día como hoy pero de 1778 nacía Andrés Guacurarí y Artigas, comandante Andresito, militar y caudillo misionero que gobernó la Provincia Grande de las Misiones entre 1815 y 1819, enfrentó a los invasores portugueses para resguardar la integridad territorial, repartió tierras entre los más pobres e impulsó la producción y comercialización de la yerba mate que alcanzó escalas muy importantes. En honor a su nacimiento se conmemora el Día Nacional del Mate.
Nació en Santo Tomé, actual provincia de Corrientes. Guaraní y morocho, producto del mestizaje que caracterizó la época colonial. Pasó su infancia con su madre en tierra correntina donde aprendió a leer y escribir y a ejecutar varios instrumentos musicales. Fue educado por un cura de Santo Tomé. Hablaba y escribía correctamente el castellano, el portugués y el guaraní.
Era una zona predominantemente ganadera, habitada por guaraníes de a caballo donde la pobreza era grande pero menor a la que sufrían las zonas yerbateras más al norte. Algunos datos indican que a temprana edad emigró -junto a su hermano- a la Banda Oriental huyendo de la miseria y en busca de trabajo. Fue changador y luego se incorporó al Cuerpo de Blandengues, en el cual José Gervasio de Artigas era oficial.
En 1811 integró las filas de la expedición militar al Paraguay contra los realistas, comandada por el general Manuel Belgrano. Luego, fue parte de la expedición a la Banda Oriental; pero cuando Belgrano fue reemplazado por José Rondeau, Andresito se encolumnó con las tropas federales de Artigas que había formado su propia fuerza militar. Fue entonces, que el Protector de los Pueblos Libres lo adoptó legalmente.
Fueron años de impregnarse del ideario artiguista y verlo reflejado en la práctica. Mecanismos de conducción, construcción de la autonomía política y la emancipación económica, promoción del federalismo, resolución de conflictos cotidianos, aplicación del Reglamento de Tierras, cuestiones prácticas donde se ponían en juego la igualdad y la solidaridad, actitud ante la victoria y la derrota.
A finales de 1814 Artigas designó a Andrés Guacurarí en el cargo de Comandante General de las Misiones (actual provincia de Misiones, noreste de Corrientes, región oeste de Río Grande do Sul y norte de la antigua Banda Oriental), equivalente a los atributos de un Gobernador. Su misión era recuperar el territorio ocupado por fuerzas paraguayas, defender la región de la invasión portuguesa y conformar un gobierno en favor de las mayorías y con sentido federal.
A principios de agosto de 1815, Andresito ingresó en territorio de las misiones. Sus lugartenientes: el capitán Manuel Miño y el cura guerrero José Acevedo. Su tropa: 80 hombres. Su centro de operaciones: San Carlos. Su objetivo: recuperar Candelaria. El rumor de su presencia se esparció y pobladores de Apóstoles, San José, Concepción, Santa María la Mayor, San Javier y Mártires se unieron a los soldados recién llegados. Alcanzaron a ser 500 hombres dispuestos a dar batalla.
El 12 de septiembre atacaron a las tropas paraguayas acantonadas en las afueras de Candelaria. La batalla duró más de tres horas. La derrota paraguaya rotunda. La huida veloz. El desbande dejó en manos de las tropas victoriosas, dos cañones, 140 fusiles y decenas de lanzas. Tras cartón recuperaron los pueblos de Santa Ana, San Ignacio Miní, Loreto y Corpus.
Nacía un caudillo político y militar en las Misiones.
Se instaló en Candelaria y comenzó su gobernación con decisión. Abolió la servidumbre en todas sus formas, repartió tierras entre quienes habían sido usurpados por los conquistadores o habían sido saqueados o estafados por los poderosos de turno, retomaron vigencia los cabildos de pueblos originarios que tenían un papel importante en la administración de los 30 pueblos de las Misiones, eliminó los símbolos y escudos que perduraban de la época de la colonia, fomentó la producción y comercialización de la yerba mate, inició la campaña de vacunación contra la viruela, construyó una fábrica de pólvora en Concepción e instaló hornos para la fabricación de puntas de lanzas.
En septiembre de 1816, Andresito y 2000 hombres razonablemente pertrechados cruzaron el rio Uruguay con el objeto de recuperar los sietes pueblos de las misiones orientales en mano de los portugueses. Victorias en El Tapé y Rincón de la Cruz. Simultáneamente, distribuyó el “Exhorto a los naturales de los pueblos orientales” para lograr la unidad de los pueblos originarios contra el invasor lusitano. Lo logró a medias. Las razones eran claras. Los intereses, costumbres y miedos, también.
A finales de ese mes sitió Sao Borja. No quería pelear contra los guaraníes que se encontraban dentro de la fortaleza y esperó. Esa duda y la falta de una artillería eficaz permitió que llegaran tropas frescas al mando de José Abreu y los derrotaran. Triste regreso por el río Uruguay con numerosas bajas. En enero de 1817 las tropas portuguesas atacaron, saquearon y destruyeron los pueblos de La Cruz, Yapeyú, Santo Tomé, Santa María, Mártires, San José, San Ignacio Miní, Apóstoles y San Carlos.
No obstante, en forma sorpresiva, Andresito recompuso sus fuerzas que esparció en Apóstoles, San José y San Carlos y logró derrotar a los portugueses que se replegaron hacia Brasil. Recuperó los territorios con ganas de seguir pero recibió la orden de Artigas de ir a Corrientes en donde se había consumado un golpe de estado -instigado desde Buenos Aires- contra el gobernador Juan Méndez.
Andresito y sus hombres cruzaron la provincia y derrotaron a los golpistas y a la élite patriarcal que los apoyaba, en los combates de Caa-Catí y en Saladas. En agosto de 1818 la situación se había resuelto y Andresito asumió la gobernación y la comandancia militar. Desde ese puesto impulsó el reparto de tierras, la distribución de herramientas de labranza y la liberación de esclavos originarios y negros. Nuevamente la élite correntina se opuso a estas medidas. Esta vez, solo pudo conspirar.
A mediados de 1819 la situación de Artigas en la Banda Oriental era dramática. Los portugueses habían enviado 30.000 hombres para ocupar la Banda Oriental. Andresito recibió el pedido de que atacara a los lusitanos en sus dominios de las Misiones Orientales. Logró convocar 2.000 tropas, cruzar el río Uruguay, reconquistar Sao Borja, tomar los pueblos de San Luis Gonzaga y San Nicolás y hacer retroceder a las tropas del comandante Francisco das Chagas Santos hasta Palmeiras.
No obstante, los portugueses pidieron refuerzos a Porto Alegre y Alegrete. Recompusieron sus filas, retomaron San Nicolás y contraatacaron cuando las fuerzas de Andresito iban al encuentro del debilitado Artigas. Se enfrentaron en Itá-Curuví cerca del río Camacuá. Las fuerzas eran desproporcionadas a favor de los lusitanos. El combate fue feroz y las tropas guaraníes fueron derrotadas. Se produjo un desbande desordenado. Andresito fue capturado cuando intentaba cruzar el río Uruguay, junto a un pequeño grupo, en una jangada.
Fue envuelto en un cuero mojado alrededor del cuello y el pecho que, al secarse, le dificultaba la respiración y obligado a caminar hasta una cárcel en Porto Alegre. Luego fue trasladado a Rio de Janeiro donde su periplo prosiguió en la prisión de la isla de Lage y el fuerte de Santa Cruz (en Niteroi). Su doloroso cautiverio transcurrió hasta agosto 1821 en que fue liberado; algunas versiones indican que fue encarcelado nuevamente en la prisión de Ilha das Cobras por una presunta riña callejera. Unos dicen que murió envenenado en prisión, otros que terminó sus días en Montevideo, otros que logró llegar a Misiones y perderse. Su muerte sigue siendo un misterio hasta el día de hoy.
Héroe olvidado de la historia oficial, ícono popular en Misiones. Su figura nos recibe gigante en la costanera de Posadas, en Apóstoles, en Eldorado o en Santo Tomé, su nombre nos hospeda en el estadio del club Crucero del Norte en Garupá, en el puente internacional sobre el río San Antonio, en una calle en San Cosme o en una plazoleta en Buenos Aires. Todavía falta en los libros de historia.
Salú Andresito! Por tu gesta aún no reconocida por quienes digitan la escritura de los hechos…

Ruben Ruiz
Secretario General 


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